Sol de oro
en cielo blanco
perlado de crujientes nubes amarillas
yo te amo.
Si otros poetas cantan
a cosas tan efímeras
como el amor o la primavera
yo he de sacar otra puntilla a tu arte
que tiene mas sustancia en su ser y parte.
Tú eres el rey
de nuestra barriga:
allá se guarden de ti
deconstrucciones desangeladas
de platos que un bocado
se empiezan y se acaban.
Yo me rió
de sus nombres largos
de su cuidado emplatado
de sus sabores extraños
de sus precios prohibitivos
para poner luego adjetivos
largos y ceremoniosos
para quedar al llegar a casa
con mas hambre que un oso.
Guárdense de ti
las hamburguesas
los sandwiches, las pizzas
y todas esas zarandajas
que embuten los sentidos
y con colesterol nos matan.
Sólo puede igualarte tu prima,
de iguales carnes e ingredientes,
la sencilla redonda y plena
principio y fin de la cocina
querida y sabrosa tortilla.
Seas tú, amarillo y sublime
nacido de lo humilde y lo sencillo
bautizado en aceite,
con fuego y sal urdido
mi ansia, mi musa y mi alivio.