viernes, mayo 26, 2006

Por la noche (poema)



Por la noche sueño con tu piel

mojada y sudorosa con la mía

y mis labios sueñan con tu miel

sin haberla probado todavía.

Y siento un vacío en mi cama

que te espera, oscuro y tierno,

al lado de quien sin conocerte, te ama

al lado de quien excitas

en sueños , y no grita,

¡clama! ,por padecer tus tormentos

de amor.

domingo, mayo 07, 2006

Amor, al alba


“su cuerpo dejara no sin cuidado,

serán ceniza, mas tendrán sentido

polvo serán, mas polvo enamorado”

Quevedo

Luís levantó los ojos de su Quijote en cuanto la vio pasar. Como todas las tardes, la pasaba en el parque, con la compañía de un buen libro, tras la partida, viendo a los jóvenes pasar y echando migas a las palomas, mientras los otros jubilados recordaban las pequeñas historias de su vida y criticaban a la juventud actual. Siempre hablaban de lo mismo... las rutinas del pasado, los nietos que nunca les vienen a ver, la partida, el fútbol, la política local. Hasta que todo le pareció gris y aburrido y decidió poco a poco separarse de sus compañeros de asilo . Correr aventuras y hablar con la literatura. Cervantes, Dickens, Quevedo o Salgari... Le parecía que ellos iban a ser sus mejores compañeros en lo poco que le quedaba de vida.... hasta que la vio pasar. Era de su edad, de setenta y tantos. Arrugada y de pelo coquetamente teñido de rubio, y pasó riéndose cogida de unas compañeras. Debió de ser eso lo que le hizo levantar la vista. Fue como un golpe de brisa. Hubo algo en ese instante que le pareció mágico. Había algo en ella que le pareció especial. Toda su vida pareció concentrarse en ese instante. Y a la vez miles de pensamientos le pasaron por la cabeza. Su esposa, noviazgo, los hijos, su muerte... El trabajo, el colegio, las miles de horas que había pasado enseñando literatura a unos alumnos que se aburrían.... Los miles de poemas que había leído en su vida y que tanto amaba. Las voces de Shakespeare, Quevedo , Bequer... El Quijote, que de entre sus manos le gritaba “¡adelante!”. Todo esto y muchos mas pensamientos duraron a la vez unas décimas de segundos y una eternidad. Pero no dudó un instante. Nunca, nunca había sido una persona impulsiva. Pero tiró el libro al prado, y la vez que se levantaba arrancó unos flores del seto y inició una pequeña carrera tras su figura.

-¡Señorita, señorita...!- dijo sin saber porqué de su boca salían las palabras.

Ella se paró sorprendida al ver como corría tras ella.

- ¿Si...?- dijo ella. Las amigas que iban su vera callaron.

- Estas flores..- dijo Luis cogiendo aliento, hacia años que no corría- ... son para usted. La... mas bella flor del jardín.

Las amigas dieron un pequeño grito escandalizadas. Pero ella se ruborizó y añadió a sus arrugas todas las de una sonrisa. A Luis le pareció la criatura más maravillosa del mundo.

- ¡Qué atrevido!... y ¿cómo se llama, caballero?.

Luis cogió su mano e hizo una galante inclinación de cabeza.

-Para usted, Don Juan.

Ella le correspondió con una risa.

- Pues para usted, yo seré Doña Inés.

-Perdone el atrevimiento.... pero ¿me haría el placer de un paseo en su grata compañía?

- ¡ Qué atrevimiento!. Espero que por eso no considere que soy una chica fácil..-dijo cogiéndole el brazo y dejando asombradas a sus enlutadas amigas.

-¡Por supuesto!

Desde aquel momento fueron el comentario de todo el asilo. Nadie, o mejor dicho, casi nadie, les entendía. Ni siquiera sus hijos. Ni los directores del asilo, que trataron de entorpecer sus encuentros. Hasta que una noche, decidieron dar el gran paso. Cuando se descubrió con asombro una escalera debajo de la ventana de la habitación vacía de nuestra Dulcinea, con un ramo de rosas sus pies. Luis siempre había sido un clásico.

jueves, mayo 04, 2006

El Extraño Caso de Jaime Ramajo y Míster Rodríguez

(homenaje a Stevenson)

Querida Covadonga:

Te escribo estas líneas ahora que puedo, mientras soy consciente de mis actos. Es necesario que te cuente la verdad antes de que la descubras por tus propios medios.

Quizás, cuando llegues a casa yo ya no esté. Y cuando llegues a casa, esta no sea tal y como tú la recuerdas. En vez de tu querido Jaime estará mi otro "yo", Míster Rodríguez. El "otro". Entonces será demasiado tarde. Entonces no te podrás creer que esa maravillosa persona que tu conoces, buena, limpia y educada, sea ese guarro que va siempre en calzoncillos sucios y sin afeitar. Que tu casa, puro orden, que sería un modelo para un anuncio de detergentes, sea ese nido de detritus y suciedad. No te puedas creer que las plantas se han secado, que el baño lleva muchísimo tiempo sin limpiar, que haya un montón de ropa sucia encima de cada cama , que crezca una microfauna en la nevera, haya enormes bolas de pelusa en las esquinas, colillas por los suelos, y en cada mesa varias latas vacías de cerveza que se usaron de cenicero y están sin recoger.

Yo no he sido te lo juro. ¿ Cómo podría hacerlo yo y darte ese disgusto?. Ha sido mi alter ego. He ido desarrollando otra personalidad poco a poco. Un extraño se ha apropiado de mi cuerpo aprovechando tu ausencia. Se llama Míster Rodríguez.

¿ Cuando he sido consciente de ello?: Cuando llamaste por primera vez. Hacía ya una semana que te habías ido de vacaciones. Y "él", ya campaba por mi persona. La casa empezaba a ser un desastre :ya se habían acabado todas las conservas, y había cacharros a la espera de ser fregados desde hacía una semana. Tu llamaste y preguntaste ..."¿Qué tal todo Jaime?". Y fue Míster, Rodríguez quien respondió..." Bien, todo perfecto". Era mentira. Pero cuando colgó el teléfono , mi verdadero yo, empujado por el peso de la conciencia, volvió a surgir. Me dí cuenta del daño que estaba haciendo Míster Rodríguez y quise ponerle freno. Estuve limpiando y recogiendo por lo menos , por lo menos, cinco horas, pero ¡ay!, al día siguiente, "él", volvió a emerger .Ya no fregó el desayuno ni se afeitó. Cada vez que llamabas por teléfono, era Rodríguez quien respondía. Siempre dijo que todo iba perfectamente. Pero es mentira. Todo va cada vez peor. Ya alquila películas X, ha dado dos fiestas en el piso con sus amigotes y se niega a recoger los restos. Yo recuperaba el control momentáneamente, tras tus llamadas. Creo que por el peso de los remordimientos. Pero siempre, tarde o temprano vuelve a surgir de mí y cada vez es peor. Cuando me miro, en los breves momentos en que recupero la consciencia, me doy asco: sucio, desaliñado, siempre con una cerveza en la mano, medio desnudo o desnudo entero, sin siquiera los dientes limpios y las manos oliendo a orines (seguro que es uno de los seguidores de Torrente).

Ahora, mientras soy realmente Jaime Ramajo, puedo escribirte esta carta y advertirte de la situación...Acaba tus vacaciones y vuelve pronto.¡ Tienes que acabar con él, Covadonga!. No sé cuanto tiempo podré resistir....

Debo de tener cuidado... Noto como Míster Rodríguez pugna por salir de mí. ¡ Me está amenazando con difundir esta carta por internet!. ¡No, debo luchar!. ¡Dios mío!.

Es demasiado taaaardeeeee......